sábado, 25 de julio de 2009

ROJO Y NEGRO

El alcalde del pueblo de Verrieres, población del Franco Condado, deseoso de propagar el monto de su fortuna y los alcances de su previsión, ha decidido contratar los servicios de un preceptor que se encargue de la educación de sus tres hijos. El señor de Ranl, siguiendo las recomendaciones del párroco Chelam, confía la educación de su parentela al joven Julían Sorel, presentado especialmente por el párroco, quien ve en él grandes valores y posibilidades. Julian Sorel, muchacho de diecinueve años, aspirante al sacerdocio, buen conocedor del latín, ha dejado la casa paterna ante al incomprensión de sus familiares, modestos maderos que no entienden las extrañas inclinaciones del joven y le reprochan su escasa afición por el trabajo muestra, sin embargo, un claro espíritu investigativo así como un extraño carácter impositivo y meditabundo que lo inclina a la reflexión y al estudio, valores indispensables para un buen educador, según el alcalde Renal.


Julian Sorel entra a formar pare de la pequeña comunidad del burgomaestre, en la cual destaca la bella figura de madame Renal, esposa y madre dedicada y virtuosa, quien desde un primer momento se siente vivamente afectada por la presencia del preceptor. Poco a poco, la cotidianidad de la cercanía, la ausencia del esposo y su propia naturaleza emocional y afectiva, lleva a la joven señora a concebir una honda pasión por el apuesto profesor, quien no tarda en corresponderla.

Entonces, a pesar de todo lo que arriesgan los dos amantes se entregan a su ardor sin pausa ni sosiego. Pero la fama de su entendimiento pronto los rebasa y el propio párroco aconseja a Julían marchar de aquella casa. A pesar de los ruegos de su amada y de su propia melancolía, éste se dirige al vecino pueblo de Besancon, en donde se interna en el seminario con el fin de terminar sus estudios y ordenarse sacerdote.

Sus propósitos, sin embargo, tampoco son coronados por el éxito. Poco antes de terminar su carrera, el padre Pirard atiende los ruegos del marqués de La Mole en París y le recomienda al joven Julián para que ocupe una plaza de secretario en su domicilio.

Se traslada Julián Sorel a la capital y no tarde en granjearse el aprecio del marqués quien prendado de sus dotes y de su habilidad, no desperdicia ocasión para agasajarle y estimular su trabajo.

Matilde de Mole, bella y orgullosa hija de marqués, a quien la presencia del secretario no había caído nunca en gracia, resiente los desvíos de su padre par con aquel y así se lo hace saber. Pero como tantas veces sucede, los sentimientos de repulsión que la joven condesa abriga no son más que el preámbulo de una ruidosa pasión que enreda a los dos muchachos en un idilio febril y tormentoso. Cuando Matilde comprueba que como resultado de su pasión ha quedado embarazada, sin titubear un momento confiesa a su padre la verdad, y solicita el beneplácito para el matrimonio que ambos amantes desean. El marqués de Mole, a quien los méritos del muchacho inclinan sensiblemente a su favor; esta a punto de asentir a os deseos de su hija. , Cuando una inesperada carta escrita por la señora Renal, instigada por el confesor, le pone de presente la desconocida historia del preceptor e inclina desfavorablemente la balanza.

Julian Sorel, conoce entonces los alcances de su vehemencia. Tan pronto averigua el origen de la inexplicable resistencia de su señor, abandona la capital y se dirige a Vierreres. Allí busca y encuentra a la señora de Renal, quien se hallaba meditando en la Iglesia, y sin reflexionar un instante, dispara contra ella y la deja por muerta. Convencido de su asesinato que no pasaba de ser un sencillo arañazo, sufrido por la buena mujer en uno de sus brazos, se entrega a la justicia, resignado a su suerte,. Para él todo ja terminado,. La violencia de sus actos ha podido más que sus previsiones y propósitos, y que a pesar de sus dos amadas, la Renal, prontamente restablecida de su dolencia, y Matilde de Mole, venida a propósito desde París, le imploran por todos los medios que declare y se defienda, Julian Sorel se obstina en un silencio culposo, interpretado por las autoridades como otra señal más de su pérfida naturaleza. Entonces, pese a los desesperados esfuerzos de las dos mujeres, el veredicto del jurado es implacable, Julian Sorel encontrado culpable, es condenado a muerte y ejecutado en la guillotina.

El Autor y su obra
Con su novela Rojo y negro, escrita en 1829 y publicada en 1830, el escritor francés Henry Beyle, más conocido como Stendhal, encontró a sus cuarenta y siete años, un punto álgido en su desarrollo intelectual y creativo. Nacido en el año 1783 y muerto en 1842. Stendhal dio a luz una abundante serie de novelas, todas de espléndido quilataje, que se cuentan entre las joyas literarias de la lengua francesa.

Sutil observador de la realidad, el autor es uno de los primeros escritores de ficción que utiliza crónicas verídicas extraídas de las páginas de los periódicos de la época. Con el animo de transformar sus anécdotas en espléndidas construcciones literarias. En efecto, la historia de Julian Sorel y todas sus desapacibles incursiones, se encontraba en germen en célebre proceso que por asesinato se seguía en aquellos días al joven seminarista Antonio Berthel, esta actitud, que prefigura una de las metodologías más utilizadas por los escritores del siglo XX, desarrolla y explica la estructura estética en que se apoyó su obra.

El realismo artístico y literaria que propugnaba por una obra de arte referida a la comprensión descripción y recreación de la realidad, permea todo su trabajo, y dentro de la nada tan real y al mismo tiempo incomprensible, como el rico semblante interior del joven Sorel, tan extremos en sus apetencias y desvíos, tan sometido a las furiosas tempestades de su alma.

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