sábado, 1 de octubre de 2011

UN SUEÑO PERDIDO

La mañana esta fresca, como todas las mañanas de verano de aquella pequeña ciudad, en donde la gente es amable y no tiene mayor prisa, doña Virginia como siempre con su vianda empezaba el día vendiendo en una de las esquinas de la calle principal, don Manuel con su cigarro en mano, con los años encima, paseaba de un lado a otro esperando su desayuno de costumbre, de repente, un bus, lleno de turistas, todos muchachos y muchachas de buena presencia, que venían de la capital de paseo por fin de año. Irrumpieron la tranquilidad de aquella pequeña ciudad con el bullicio propio de la juventud, muchos de ellos era la primera vez que viajaban lejos de sus padres, entre ellos estaba Luis, quien más bien era un muchacho tímido y no participaba mucho de las bromas de sus compañeros.

Doña Virginia tenía una nietesita muy hermosa de 15 años de edad, ésta, ya entrada la mañana, le ayudaba, se llamaba Clara en honor a su madre quien falleció cuando ella apenas era una niña.

Es así que cuando Luis se acerco al puesto de doña Virgiña conoció a Clara, en ella se despertó un interés muy grande, ya que era la primera vez que sentía una sensación nueva en su mente, era una atracción que no la podía ocultar, Luis sintió lo mismo a la muchacha de finos rasgos y hermosos cabellos. Los dos saludaron muy tímidamente. Luis la invito a que pasearan más tarde juntos por la playa para conocerse mejor, Clara acepto y decidió ir en la tarde.

Doña Virginia no se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo a su alrededor, ella nunca se imagino que esa mañana sería el inició de un drama de amor entre dos adolescentes.

Cuando Clara concurrió a la cita Luis estaba impaciente y muy nervioso era prácticamente su primera cita con una muchacha, ella con el carácter más alegre y despierto emprendió una conversación, que si bien no tenía mayor sentido, era muy divertido para los muchachos, ya que desde lejos y en el silencio de aquel sitio se escuchaba de repente alguna carcajada. Terminada la caminata los dos ya se habían conocido. Clara y Luis sentían algo diferente, pero no lo supieron expresar cuando se encontraron solos.

Al otro día Luis llegó al puesto de doña Virginia y no encontró a Clara, no supo lo que había pasado, ya que le daba vergüenza preguntar por ella a doña Virginia, que mayor amabilidad no mostraba.

En la tarde, Luis, se acerco nuevamente al puesto de doña Virginia y Clara no había llegado, extrañado por la situación Luis se armo de valor y pregunto a Doña Virginia por su nieta Clara, ella le contesto que estaba enferma y que no podía venir, al menos en una semana.

El tiempo del paseo había terminado Luis se marcho sin ver más a Clara, esa muchacha que tanto interés había despertado en los sentimientos escondidos de Luis.

Paso el tiempo y Clara no había podido olvidar a ese muchacho que algún día conoció, aquel que le había tocado el corazón, pero que jamas ni un beso le dio. Había transcurrido casi 3 años de aquel encuentro y Clara había ya cumplido su mayoría de edad, su abuela doña Virginia le había prometido que la universidad la haría en la capital y aquella ayuda que le brindo Clara en la venta de la comida preparada sería recompensada con el pago de sus estudios.

Clara viajo entusiasmada a la ciudad capital, ahí conoció a mucha gente, nuevos compañeros, todo marchaba muy bien hasta que un día al cruzar la calle se topo con Luis, no supo reaccionar y se quedo paralizada de emoción, Luis había cambiando pero ella le reconoció, él casi no se acordaba quien era ella, pero al rato se dio cuenta que fue la muchacha que despertó en él un interés que nunca antes había conocido, juntos siguieron caminando y se detuvieron en un restaurante, ahí hablaron y hablaron, Clara se volvió a enamorar, ella le confeso que desde el primer día que lo conoció nunca más dejo de pensar en la soledad que le atormento toda su niñez y parte de su juventud.

Luis y Clara pasaron días, meses muy felices, pero la tragedia estaba rondando la esquina y un día en el que Luis y Clara salieron a pasear tuvieron un accidente de transito y Luis murió, ahí empezó el drama de Clara, su abuela ya no era la misma de antes, Clara no tenía el dinero suficiente para seguir estudiando, no tuvo más remedio que abandonar los estudios y trabajar, encontró un trabajo digno pero tuvo que abandonarlo por el acecho del jefe y no podía conseguir nada, tuvo miedo de regresar a su pueblo porque ya nadie creería en ella, y además la abuela había sido internada en un sanatorio para su recuperación y allí tendría que pasar mucho tiempo.

Una tarde conoció a una muchacha llamada Rafaela, ella venía de provincia, y el comento que estaba muy bien económicamente, que ella podía conseguir el dinero que quisiera cuando ella quería. Clara le preguntó a que se dedicaba y ella le respondió que era “dama de compañía”, por no decirle que era una mujer de la vida, al escuchar esto Clara le insinúo que el ayudará a conseguir un trabajo, y así fue como Clara comenzó a trabajar, al comienzo todo era difícil, después de un corto tiempo las cosas empezaron a salir y ella se acostumbró, a la vida fácil.

Cada día que pasaba Clara se involucraba más con el alcohol, la droga, la prostitución, ya no le alcanzaba el dinero para comprar, suplicaba, estaba en el infierno prácticamente, el recuerdo de Luis lo atormentaba, su abuela Virginia vivía sus últimos días.

Un día fue arrestada y conducida a un calabazo con cargos de prostitución y despacho de drogas, ella había caído en lo más bajo.

Al pasar tres meses fue liberada y se dirigió a su antigua habitación ahí encontró a Rafaela, tirada en la cama, casi inconsciente. Fue ahí que el recuerdo de Luis y el llamado de su abuela hizo que Clara abandone ese mundo y retorne a su casa, en la ciudad tranquila y hospitalaria.

Clara reacciono y volvió a ser la niña que algún día fue cuando conoció a Luis y ayudaba a su abuela Virginia. Ahora trabaja y es feliz con la gente que siempre estuvo a su alrededor.

MENSAJE

Cuando la desesperación llega, siempre hay que tener la fuerza necesaria para superar cualquier dificultad, no se puede lanzar por un lado los recuerdos y el buen nombre, la honestidad, y el respeto hacia uno mismo y hacia los demás nos hará mejores cada día. Clara se dio cuenta de su error y supo enmendarlo a tiempo.


Autor: Luis F. Ayala L.

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